Infecciones respiratorias de vías altas y bajas
Sin duda, y debido a la inmadurez de los sistemas inmunológicos de defensa de los niños, las infecciones respiratorias de vías altas (rinitis, faringitis, rinofaringitis, otitis, gripe, sinusitis y laringitis) y bajas (neumonías, bronquitis y bronquiolitis) ocasionan múltiples consultas para cualquier pediatra y más para un neumólogo infantil.
Hasta hace poco, con la ayuda de un fonendo, un aparato para visualizar los oídos (otoscopio) y un depresor lingual (el clásico palito), solo podíamos hacer diagnósticos poco concretos como, por ejemplo, faringitis de posible causa vírica. Esto ha cambiado. La tecnología también ha llegado, y para quedarse, a las consultas de pediatría y podemos y debemos hacer mejores diagnósticos. Veamos un ejemplo:
Invierno, acude paciente de 10 meses con fiebre de 39-39,5 grados durante 2 días, valorado en otro centro, no se le detecta foco responsable y no tiene un diagnóstico claro. Si con una prueba (test) inmediata, con material extraído de garganta o nariz, podemos afirmar con rotundidad que se trata de la gripe A podremos informar a la familia:
- que la fiebre alta puede durar un total de 5-6 días,
- que no hay que dar antibióticos que no servirían para nada, al contrario, podrían facilitar la aparición de resistencias y perder utilidad si luego los necesitamos,
- si el paciente está en grupo de riesgo valoraremos la posibilidad de tratamiento específico de la gripe con antivirales,
- como vigilar y actuar ante la posibilidad de aparición de las complicaciones más frecuentes que pueden presentarse durante o después de la gripe,
- que la tos y el decaimiento puede prolongarse bastante días.
Al contrario, ¿qué haremos si el resultado de la prueba es negativo? Pues no nos quedamos ahí. En la consulta podremos realizar una analítica en sangre, extraída del dedo, que nos orientará hacia patología vírica (tratar la fiebre y vigilar) o bacteriana; en este último caso nos plantearemos, en virtud de los datos del paciente, realizar una ecografía de senos, para descartar o detectar sinusitis, o una ecografía pulmonar para detectar una neumonía ( pulmonía), o una analítica de orina, pues a lo mejor el lactante pequeño tiene un catarro y al mismo tiempo una infección de orina que es la verdadera responsable de su proceso febril y no el catarro, adoptando en consecuencia las medidas necesarias.
Este ejemplo (para no cansarles no escribo otros), es mi concepto de Pediatría Resolutiva: diagnósticos lo más firmes y concretos posibles en el mismo momento de la consulta, sin demoras.